Un paraíso donde el sol brilla todo el año e ilumina playas doradas, impresionantes acantilados y la verde Serra de Monchique. En el Algarve encontrará la combinación ideal entre descanso y aventura, con aguas cristalinas que invitan a practicar el buceo y senderos que ofrecen vistas espectaculares.
Ciudades y pueblos históricos, como Lagos, Faro, Silves y Tavira, revelan un rico patrimonio cultural que se refleja en la arquitectura de sus edificios y su deliciosa cocina.
El Algarve es una maravilla durante todo el año. Durante el verano, los días más calurosos y largos son perfectos para disfrutar de las magníficas playas de la costa. En primavera, otoño e invierno, la tranquilidad y las suaves temperaturas proporcionan una experiencia relajante e invitan a dar largos paseos por los senderos de los acantilados o por los verdes paisajes de las montañas del Algarve.
Llegar al Algarve es sencillo. Si viene desde lejos, puede optar por volar al aeropuerto de Faro. Si viene desde Portugal continental, el tren y el autobús son opciones asequibles y cómodas. También puede optar por utilizar el coche, circulando por la autopista A2 que conecta la región con el resto del país.
Rica en pescado y sabores mediterráneos, la comida tradicional del Algarve es un reflejo de sus tradiciones, con sabores que provienen del mar y de la tierra. Platos como la cataplana de marisco, el arroz con navajas y las lulinhas fritas al estilo del Algarve son imprescindibles.
La naranja se consume fresca o exprimida en zumo, y las almendras, los higos y la algarroba se utilizan en la preparación de dulces muy apreciados, como el Dom Rodrigo o la tarta de algarroba.
Haciendo la transición entre el mar y la tierra, la Ría Formosa es un gran sistema de lagunas que incluye una amplia variedad de hábitats. Auténtico vivero de especies marinas, es también un centro de producción de moluscos bivalvos. Acérquese a descubrir este parque natural recorriendo las rutas de senderismo que lo atraviesan o dando paseos en barco.
